Hoy un gran cofrade y amigo Piadoso, nos deja un poema para nuestro Señor:
Año tras año del Prado
sale el Señor caminando
cada noche de Viernes Santo
inundando de Piedad
las calles de nuestra ciudad.
Desde la Cruz nos ama,
desde la Cruz nos perdona,
por su mirada se asoma
a Piedad eterno aroma.
En Santiago las monjas lo esperan,
rezándole a la gloria bendita,
que arriba de sus potencias,
en hebreo lleva escrita.
Andando largo y lento,
deja atrás la plazuela,
el Rey del Viernes Santo,
y nuestro corazón
al borde del llanto.
Revirando por la calle Feria
en un azulejo su madre le mira,
compasión y dolor en su mirada,
en su corazón, orgullo y ternura.
A oscuras el Prado espera,
la vuelta del Señor a su capilla,
vuelve el Rey del Viernes Santo
llevado por su cuadrilla.
Jose Miguel Beldad Quesada